
Querida Geisha
Tú, magnifica;
Y preciosa,
Musa.
Eres la delicadeza
De mi pluma;
Que derrama
Lagrimas de tinta.
Tu rostro blanco,
Es la pureza,
Que contiene
El prohibido pecado.
Me haces besarte
Y el pecado
Oscurece tu rostro.
Pero lo embellece.
Tú eres mi arte.
Te vistes con paisajes
Que me haces soñar
E inspirar.
Tus largos mechones,
Te los cojo
Con esta huesuda mano
Y solo olerlos.
Me traes todos
Los perfumes,
De esta vida
En la que andamos.
Si deseas dejarme solo
Te escondes detrás de tu
Sombrilla.
Y me dejas desolado.
Pero vuelves hacia mí
Tímida y delicada.
Te agachas
Y con amor me besas.
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